A veces soy madre, lidiando con las situaciones normales que cualquier madre con un teenager de 13 o con un joven de 21 puede encontrarse. O se trata de encontrarme haciendo preguntas sobre planes, sueños, proyectos, trabajo o novias, como haciendo malabares entre supervisar tareas escolares, cocinar, inspeccionar la habitación para que esté recogida, cronometrar el tiempo en la ducha y monitorear que se hayan realizado los deberes domésticos. Como madre, a veces me encuentro con las manos llenas y la responsabilidad de modelar mis mejores actitudes en todo momento (o eso trato).
A veces soy esposa, buscando formas de como cuidar a mi esposo, tratando de aprender nuevas recetas de cocina saludables, escogiendo alguna pelicula para ver (esperando sea una buena) y manejando mi tiempo para poder mantener el balance entre todas mis ocupaciones.
A veces soy Life Coach, ayudando a otras personas a identificar sus dificultades, verbalizar sus emociones mientras aprenden a manejarlas, y motivándolos a lograr sus metas convirtiendo sus intenciones en acciones.
La vida está llena de responsabilidades, situaciones, altas y bajas. Llena de momentos gratificantes así como numerosos dilemas que nos estresan. Llena de decisiones que tomamos, dándonos cuenta cuán buenas o malas éstas han sido usualmente después de haberlas tomado y cuando solo nos queda aprender a vivir con sus respectivas consecuencias.
Pero la vida está llena de momentos “la la la la”...
O por lo menos la mía lo está.
Mis momentos “la la la la” son aquellos en los que mi niña interior sale a jugar. Esos momentos en que estoy tan relajada, siendo yo, amándome, sintiéndome plena y alegre, hasta el punto de actuar totalmente inmersa en mi propio mundo. Momentos en los que ando tarareando sin darme ni siquiera cuenta. Momentos en que camino por los pasillos del supermercado sin percatarme de qué estoy bloqueando a la persona detrás de mí porque estoy super distraida mirando todos los productos qué están en los estantes. Momentos en que sin haber ninguna razón en particular, me siento feliz… feliz de ser yo. Feliz de la vida que tengo. ¿O mejor debería decir agradecida?Tengo que admitir que mis momentos “la la la la” pueden parecer para algunos fastidiosos y hasta molestarlos (especialmente a aquellas personas que andan siempre de prisa por la vida)... Y necesito mantenerme vigilante para que no me arropen hasta el punto tal que inintencionadamente pueda terminar lastimando a otros ignorando su existencia. Pero ¡Oh Wao! Como amo esos momentos espontáneos de pura expresión en los cuales disfruto de sentirme viva.
Mis momentos “la la la la” son sencillamente ¡divertidísimos!