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La Lista de Gratitud

¿Ya hiciste tu lista de gratitud? Recuerdo la primera vez que oí eso; lista de gratitud.

Había estado en el hospital con mi hijo mayor por cerca de un mes y a ese día, los doctores aún no podían decirme qué le pasaba, qué estaba mal. Todo comenzó el 16 de Enero del 2005.

Estabamos celebrando sus diez años y habíamos ido a comer pizza al lugar que él mismo escogió para su cena de cumpleaños. Sin embargo, él ya estaba enfermo. El se había estado sintiendo débil y cansado la mayor parte del tiempo y asumí que se debía a una larga caminata que había hecho con su tia. Durante su fiestecita de cumpleaños, la fiebre comenzó y ahí dió inicio nuestra pesadilla.

Ya para ese momento, Febrero 2010, él había sido hospitalizado por tercera vez, y cada una de esas veces por razones distintas. Cuando los doctores le daban tratamiento para lo que creían que él tenía, mejoraba y lo enviaban a casa. Unos tres días después, estabamos entrando al hospital OTRA VEZ con una nueva lista de otros síntomas que llevaban a otro nuevo diagnóstico.

Era como entrar en una calle sin salida cada vez. Yo estaba exhausta. Cansada de las semanas sin dormir, tratando de aferrarme a mi recién encontrada fe, pero cayendo en la desesperación de ver a mi hijito de diez años ir poniéndose peor con cada día que pasaba. Contabamos con un grupo de doctores expertos y sin embargo ninguno podía explicarme qué estaba pasando. Mi hijo se estaba muriendo.

Inesperadamente, mi amiga Gia pasó por el hospital a ver cómo estabamos. Quería ver como yo estaba enfrentando la situación y asegurarse que me mantuviera fortalecida. La había conocido en un grupo unos pocos meses antes y recuerdo cómo me impactó su espiritualidad. Se ganó mi admiración desde que la conocí y la empatía fue mutua de inmediato. Comenzamos a ser amigas a pesar de la diferencia de edad y ella se convirtió en un tremendo modelo referencial para mi.

Nos sentamos y conversamos frente a la cama de mi hijo mientras éste dormia. Gia compartió su fortaleza y sus puntos de vista sobre la vida y las situaciones, de modo tal que hasta parecía casi normal estar ahí en ese momento. Pronto llegó el momento de irse y nos despedimos. Mientras caminaba hacia el pasillo, ella se volteó y me preguntó, "¿has escrito tu lista de gratitud ya"?

"¿Mi lista de gratitud?" pregunté.

"Si, tu lista de gratitud. Una lista de todas las razones por las que te sientes agradecida en el día de hoy".

Por un momento pensé que estaba bromeando. Yo estaba ahí, en el hospital, por casi un mes, mi hijo muriendose. Nada funcionaba, los doctores no sabían qué más hacer, mi otro hijo de dos años estaba con mi madre porque yo ni siquiera podía ir a la casa a verlo. Y ahí estaba Gia preguntándome por qué me sentia agradecida.

Ella siguió diciendo. "Siempre hay algo por lo cuál sentirnos agradecidos y en tu caso, estando en esta situación, ahora más que nunca necesitas recordarte a ti gratitudelist misma todas las bendiciones que has tenido en tu vida, o sencillamente será fácil olvidarte de ellas. Haz una lista de por lo menos diez razones por las que estas agradecida en el día de hoy. No pueden ser menos de diez. Será bien dificil al principio, pero en cuanto conectes con la gratitud en tu corazón las razones de tu agradecimiento comenzarán a salir por montones". Entonces se marchó.

Recuerdo estar sentada en frente de la cama del hospital con mi pequeña libreta, mi mente totalmente en blanco. Pensaba una y otra vez. Y tal como ella me dijera, las razones por las que me sentía agradecida comenzaron a brotar de mi corazón. Mientras las escribía en la libreta, me deshice y comencé a llorar.

Continué haciendo la lista cada día por los próximos dos meses que pasamos en el hospital, así como cuando tuve que llevarlo a un hospital en Minnesota, por seis semanas en el verano siguiente.

La lista de gratitud se convertió en mi mejor terapia en mis peores momentos. Al cambiar de trabajo, pasar por un divorcio y enfrentar las crisis de salud que mi hijo tuvo en los años siguientes.

Lo que mi amiga nunca me dijo es que la lista de gratitud me sacaría del oscuro pozo de la auto-conmiseración en el que me empujarían los momentos difíciles y las circunstancias. Me proporcionaría una fortaleza en mis venas y me ayudaría a recordar las grandes bendiciones de mi vida.

Desde una familia que ha estado cerca de mi ayudóndome a enfrentar los peores momentos de mi vida, hasta amistades increíbles que me han acompañado y han creído en mi cuando yo apenas podía creer en mi misma; a través de grandes oportunidades y logros profesionales. Y una de esas grandes bendiciones es que mi hijo aún sigue conmigo.

Han pasado nueve años desde entonces. El ya tiene diecinueve, su salud esta muy estable y él está lleno de sueños y planes. El también aprendió a escribir su lista de gratitud durante este proceso tan doloroso. Hemos aprendido a ver el vaso medio lleno en lugar de medio vacio.

¿Y tú? ¿Ya hiciste tu lista de gratitud?

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